Análisis
¿Educación a distancia?

La educación ha encontrado diversas maneras de llegar a quienes desean acceder al conocimiento. Análisis retrospectivo desde  la utilización con fines educativos de la correspondencia y los medios de comunicación tradicionales como la radio y la televisión, hasta la educación en línea y el aprendizaje conectado.

por Alberto R. Gibbs, Universidad Nacional Abierta (Venezuela)

 

(@americalearning) Desde la invención de la imprenta y la disponibilidad de textos educativos económicos, se ha cuestionado a veces la necesidad de las clases presenciales en las instituciones educativas. A pesar de este cuestionamiento ocasional, las instituciones educativas con su sede o campus físico y sus profesores han prosperado y proliferado hasta hoy. Según Bruffee (1978), los estudiantes que interactúan con otros y con los profesores forman parte de una comunidad de conocedores que generan y comprueban nuevas ideas, participando de esta manera en el consenso sobre lo que consideran como la realidad.

 

Por correspondencia

 

Con el establecimiento de sistemas postales de tarifas económicas se hizo posible el desarrollo de la instrucción por correspondencia. Luego con la incorporación de las ayudas audiovisuales, como diapositivas y grabaciones de audio, se pudo mejorar la presentación de contenido en estos sistemas, pero siempre con uso limitado. La incorporación del teléfono, la radio y televisión fue de mucha ayuda; sin embargo, el primero era un poco costoso y las dos últimas tenían un alcance menor que el ámbito geográfico servido por muchas instituciones.

 

A distancia

 

Estas academias comenzaron a usar la designación de educación ‘a distancia’, ya que ahora no dependían exclusivamente del correo. En esta etapa era notable la falta de intercambio social e intelectual entre los participantes y el efecto beneficioso del conflicto socio cognitivo resultante para su motivación y aprendizaje (Mugny y Doise, 1983, p. 215). Luego, algunas universidades a distancia incorporaron una nueva facilidad: centros locales, donde los estudiantes pudiesen interactuar con un instructor o facilitador, y participar en ciertos intercambios entre sí.

 

En línea

 

¡Llegó la maravilla de la red INTERNET y explotó la WWW! El desarrollo avasallante de aplicaciones para su uso nos ha colocado hoy en la posición donde la presentación de contenido (como texto, audiovisual, simulación o juegos) y la facilidad de  intercambio de los profesores y estudiantes pueden sustituir gran parte de las actividades socio cognitivas de la academia presencial. El contenido y la biblioteca quedan a un clic del ratón, mucho más cerca, diríamos, que las distancias que separaban a los estudiantes de estos servicios en el campus.

 

Han comenzado a proliferar academias y universidades en línea. La potencia, ubiquidad y variedad de este medio han constituido un reto para las universidades presenciales, algunas de las cuales están aprovechando el uso de del mismo para ofrecer cursos masivos. Éstas ciertamente tendrán que adaptarse, tanto en sus procesos administrativos como pedagógicos a la nueva realidad, para reducir sus costos y evitar el riesgo de ser sustituidos por nuevas instituciones mejor adaptadas. Desde la incorporación de la WWW, pareciera que ya no valía la pena usar el término ‘educación a distancia’, porque cada día aparecen adaptaciones creativas de su uso que tienden a confundir la diferencia entre ‘presencial’ y ‘a distancia’.

 

Aprendizaje conectado

 

¿Puede la educación a distancia proveer todas las facilidades y experiencias de la presencial hoy en día? Me acuerdo del comentario en la revista Time de un político de EE.UU., quien se quejaba del alto costo de mantener las universidades estadales, porque constituían unas especies de “country club”. No es fácil replicar en Facebook y similares el roce social y las oportunidades de intercambio intelectual presencial de esos campus “lujosos”. Se han realizado intentos de facilitar estas interacciones, como los centros locales mencionados, que requieren el traslado físico a ellos, y están  restringidos generalmente al territorio de un país. Por otra parte, para algunas materias se requieren prácticas en laboratorios y  talleres, o en centros hospitalarios, por ejemplo.

 

Recientemente se ha presentado el proyecto de universidad MINERVA, que impartirá su instrucción en línea, pero exigirá residencia en siete países distintos en facilidades especiales, para la graduación. Pretende competir con las más prestigiosas instituciones como las del “Ivy League” de EE.UU., con requisitos de ingreso similares, pero tarifas muy inferiores.  No está claro si será una institución residencial o a distancia: en todo momento pueden estar conectados en línea con los profesores y sus compañeros de estudio. Este roce cultural, social e intelectual sería algo admirable, dado que  podrían inscribir estudiantes de un ámbito geográfico muy amplio y diversificado.  Esta universidad no proyecta adquirir laboratorios y talleres costosos, sino que las alquilará y omitirá profesiones que exigen grandes instalaciones de este tipo. Minerva aspira ser una universidad del siglo 21 y no una concebida en el siglo 19.

 

Lo que podemos esperar para el futuro mediato de la educación en línea es una hibridación, como algunos aspectos del “blended learning” o del aula invertida, que trata de reproducir las ventajas de la  educación presencial y del aprendizaje conectado en la WWW. Muchas de las grandes universidades que hoy mantienen importantes laboratorios, talleres e infraestructura se extiendan en la misma dirección. Lo importante es tratar siempre de mejorar la interacción entre profesores y alumnos, sobre todo entre estos últimos. Hasta el momento hemos podido lograr una aproximación o simulación, en ciertos aspectos hasta una ampliación,  de estas interacciones del ámbito presencial. Nuevos aportes como la tele presencia podrían mejorar estos aspectos. Por otra parte, muchas personas están logrando hoy en día una educación o capacitación adecuada  en línea, sin el goce total de estos beneficios. Su preparación tiene ciertas desventajas, pero ¿podemos decir que es inferior a la del ámbito presencial?

 

 

Referencias:

- Bruffee, K.A. (1978). “The Brooklyn Plan: Attaining intellectual growth through peer-group tutoring.” Liberal Education, 64, 447-468)

- Mugny, G, y Doise, W. (1983). La construcción social de la inteligencia. México, Editorial Trillas

 

 

Alberto R. Gibbs, Universidad Nacional Abierta, Venezuela

Caracas, 17 de Septiembre de 2013