Opinión
El aprendizaje en red no nos hizo mejores

Exploración de las implicaciones profundas que la eclosión de Internet y las redes sociales está provocando en cómo las personas aprendemos y relacionamos. Evolución hacia un modelo de aprendizaje ubicuo, informal y bidireccional.

por Samer Soufi (consejero Delegado de Inmark eLearning)

 

(@americalearning #elearning #learning) El aprendizaje solía ser casi totalmente informal en los días pre-industriales, cuando se producía en el marco de una familia o como aprendiz en un gremio.

 

Después, el modelo industrial del aprendizaje creó instituciones como las escuelas y los departamentos de formación de las empresas para generar un número cada vez mayor de personas capaces de ingresar en el sistema productivo.

 

De este modo la formación en el aula se convirtió en la norma.

 

Con su capacidad para producir masivamente alumnos aptos para el sistema.

 

Y con su uniformidad, inflexibilidad, obediencia, exámenes, enciclopedismo y trabajo repetitivo.

 

Entonces llegaron las nuevas tecnologías y las redes, delegando y descentralizando poder hacia los individuos.

 

Nuevas y poderosas formas de organización social y de intercambio de conocimientos comenzaron a surgir.

 

Y nuevas formas de aprendizaje.

 

Las conversaciones en red se convirtieron en el nuevo paradigma del aprendizaje.

 

Internet creó una red mundial que permitía comunicarse a miles de millones de personas y compartir el conocimiento y el aprendizaje entre ellas.

 

Podían tomar el conocimiento cada vez que lo necesitaban, porque éste se encontraba siempre ahí y cada vez con más respuestas a las preguntas.

 

La web no tenía centro, no tenía estructura de gestión, casi no tenía reglas.

 

Un enorme cúmulo de recursos digitales iluminó Internet con contenidos de valor y nuevas formas de generar y distribuir el conocimiento.

 

Google se convirtió en la puerta a la mayor tienda del conocimiento del mundo.

 

Y se estaba haciendo mejor y más grande cada día.

 

Enciclopedias en línea, archivos de vídeos, herramientas colaborativas, clases abiertas, blogs, wikis, podcasts, mundos virtuales…

 

En las organizaciones, los empleados se interconectaban con sus colegas comunicándose y distribuyendo el conocimiento desde sus dispositivos hacia el resto de la organización.

 

En todo el mundo, millones de personas comenzaron a compartir y enviar enlaces útiles y accesorios a otras personas, quienes a su vez las remitían a más personas.

 

Y de esta forma se generaba la replicación viral del aprendizaje a través de todo tipo de redes.

 

Una idea contagiosa se transmitía como una infección.

 

Y es justamente esa contagiosidad la que hacía que funcionase.

 

Un mensaje era inoculado en un grupo pequeño de individuos.

 

Estos lo transmitían a otras personas.

 

Y estas lo comunicaban a otras más.

 

Y así, cada vez que una persona había quedado "contagiada", tendía a propagar rápidamente el contagio a su círculo de amigos y conocidos, quienes continuaban haciendo lo mismo en un crecimiento exponencial.

 

Las redes se convirtieron en organizadoras y amplificadoras de la fuerza mental de los individuos.

 

Entonces, las organizaciones más eficientes y competitivas comenzaron a captar el mensaje y aprendieron a cambiar sus estrategias.

 

Entendieron que en la era de la información y el conocimiento nada importaba tanto como la mente de sus empleados.

 

El modelo unidireccional ya no funcionaba y debía abrir paso a un nuevo modelo colaborativo basado en la comunicación participativa, la organización en red, la descentralización y el intercambio de conocimientos.

 

Un nuevo modelo en el que la organización ya no tenía el control absoluto sobre el mensaje, sino que debía compartir el mismo con sus diferentes públicos objetivos.

 

Y ahora todos ellos tenían el poder de compartir fácilmente ese mensaje y contribuir a mejorarlo y enriquecerlo y diseminarlo.

 

El aprendizaje podía tener lugar en cualquier momento y lugar.

 

Naturalmente la educación formal no desapareció.

 

Pero buena parte del aprendizaje se derivó hacia un contexto de flujo de trabajo informal.

 

Como había sucedido antes, durante cientos, miles de años a lo largo de la historia de la humanidad – excluidas unas pocas décadas del siglo XX.

 

El aprendizaje en red no nos hizo mejores, sólo nos restituyó lo que ya era nuestro desde los orígenes de los tiempos.

 

 

 

*Samer Soufi es actualmente y desde 2008, Consejero Delegado de Inmark eLearning. Economista y reconocido experto en los mercados financieros, su trayectoria en los últimos 15 años ha estado vinculada a la investigación y aplicación de las nuevas tecnologías y metodologías del aprendizaje en las organizaciones. Ha desarrollado igualmente modelos de liderazgo y competitividad, siendo su última publicación sobre estos temas la obra “Éxito Competitivo” (Ediciones Pirámide, 2011).

 

Fecha de publicación 3 de julio 2013