Opinión
En torno al aprendizaje internético

Acaso nos falta conciencia del peso del conocimiento en la economía global. En ocasiones, sí, relativizamos el saber, como desoímos el sentido común o tomamos decisiones precipitadas. Pero el conocimiento es decisivo, y por ello lo es el aprendizaje permanente. Siempre hay algo que aprender, y puede resultar tan específico y urgente que no dispongamos de un paquete formativo estructurado que satisfaga la expectativa.

por José Enebral Fernández (Consultor colaborador del think tank Know Square)

 

Al respecto, cabe tomar conciencia de lo mucho que podemos aprender en el Internet abierto (al margen de los diferentes tipos de cursos online que también se nos ofrecen), aunque para ello hayamos de pasar con frecuencia de la mera navegación a una auténtica exploración, indagación, investigación. Unas veces resultan sencillas las búsquedas, pero otras, afanosos y tenaces tras un determinado objetivo de aprendizaje internético, hemos de activar nuestra sagacidad, establecer oportunas conexiones, atar cabos sueltos para despejar dudas, y llegar así a materializar satisfactoriamente el saber específico perseguido: si uno está realmente interesado, vale la pena.

 

Mediante una adecuada indagación, podemos en verdad enriquecer nuestros conocimientos en Internet; sin embargo, si nos quedáramos cortos en la tarea, la información encontrada podría resultar parcial (por incompleta o subjetiva) e incluso errónea. Exige aquí la indagación una constante actitud sintópica —de contraste de la información—, en estrecha sinergia con nuestro pensamiento exploratorio, crítico, conceptual, conectivo, analítico, inferencial, sintético… Con todo y ciertamente, la verdad podría no hallarse en Internet.

 

Recuerdo que oí hablar del llamado silicio negro y acudí a Internet. Se puede encontrar gran cantidad de información al respecto, establecer interesantes conexiones y hasta toparse en el camino con métodos de enseñanza (la Peer Instruction) que sintonizan plenamente con la era del conocimiento y el aprendizaje continuo. También por ejemplo y hace más tiempo, me interesé por el denominado efecto Zeigarnik (no sabía yo en qué consistía) y, aunque ahora contamos con más información, entonces tardé en descubrir la interesante historia de aquella mujer, Bluma, de luminosa mirada, que fue alumna de Kurt Lewin y realizó el estudio sobre las tareas acabadas y las inacabadas.

 

Internet constituye hoy una gran plataforma de información de la que podemos extraer conocimiento aplicable en nuestro desempeño profesional, y asimismo saberes útiles, valiosos, en diferentes ámbitos de la vida; constituye un recurso de alto interés, en suma, para nutrir nuestra cultura; para nuestro desarrollo como seres humanos. Podemos acceder a noticias, posts, mensajes, artículos, informes, presentaciones, documentos diversos e incluso libros, y abordar así temas que nos enriquecen como profesionales y como individuos.

 

Necesitamos, claro, habilidad cognitiva (y aun emocional) para manejarnos bien con la información que nos rodea, para sortear aprendizajes indebidos, para ponernos a salvo de la manipulación. Como sabemos, el movimiento de la destreza informacional experimentó impulso en los años 90, especialmente en las universidades y en sintonía con el emergente mantra del aprendizaje permanente; luego se extendió el uso de Internet y se hizo aún más necesaria esta habilidad, que se sumaba a la precisa para manejarse con soltura en el entorno digital.

 

Preciso parece distinguir, en efecto, entre destreza informacional y destreza informática-digital; sí porque, en lo referido a la información, se diría que la primera apunta más a significados y la segunda, más al acceso a significantes o contenidos. Quizá el paso de significante a significado parezca inmediato a algunos, pero ha de cuidarse la traducción de información a conocimiento. Diríase, por una parte, que nuestros modelos mentales pueden empujarnos a falsas interpretaciones, y, por otra, que la calidad de la información resulta muy desigual (como también la intención de los autores).

 

Dado que la calidad de la información resulta desigual, hemos de desplegar sin duda una indagación sintópica: contrastar los mensajes, ver qué dicen otros autores. Este contraste parece especialmente preciso en Internet, pero también habríamos de desplegarlo, por ejemplo, ante la extensa literatura del Management, en la que, por ejemplo, se exhiben muy diferentes modelos mentales, como topamos con muy diversos intereses en los autores.

 

Quizá resulte oportuno recordar algunas recomendaciones generales a la hora de emprender una búsqueda en Internet: ser bien conscientes de lo que ya sabemos sobre el asunto y de lo que buscamos; manejarse bien con las herramientas de búsqueda; mostrarnos sagaces y tenaces en la tarea; cuestionarlo todo y acceder a otras informaciones sobre cada tema; tomar también nota de los contenidos de alto interés que encontremos, aunque no se trate de lo que buscamos; formular conclusiones sólidas, seguras; derivar, en su caso, oportunas conexiones, inferencias…

 

Ciertamente, en nuestro despliegue inquisitivo podemos topar con informaciones de alto interés, aunque ajenas al tema del momento. No desaprovechemos estos descubrimientos casuales, diríase que serendípicos, porque, aunque quizá hayamos de administrarlo con prudencia, el saber es un valor en alza. Pero quizá lo que debamos subrayar al concluir estas reflexiones, es la creciente necesidad del pensamiento crítico y de la necesidad de asegurar la solidez del aprendizaje.

 

Y claro, asimismo hemos de cuidar luego las inferencias. En la actuación cotidiana aplicamos prudentemente lo aprendido pero, muy a menudo, también aplicamos inferencias que desplegamos sobre la marcha. Se llega a veces a inferencias atrevidas o desmesuradas, faltas de consistencia, como se recurre a analogías cuestionables, o se adulteran los conceptos. Aprovechemos Internet para aprender, pero aseguremos el rigor de cada información encontrada.

 

 

Octubre 2014

 

 

* José Enebral Fernández comenzó su actividad profesional en 1972, en el Centro de Investigación de International Telephone & Telegraph en Madrid, dentro del área de nuevas tecnologías y metodologías para la formación.

Ha publicado artículos en revistas como Dirección y Progreso (APD), Capital Humano, Dirigir Personas, Training & Development Digest, e-Learning America Latina, Nueva Empresa, Cambio Financiero, Visión Humana y otras, y asimismo en portales de Internet.

En su trayectoria profesional se destaca:

• Ingeniero Técnico en Electrónica por la Universidad Politécnica de Madrid.

• Formación de posgrado en ITT, Eurofórum y ESIC.

• Diseñador instruccional de sistemas de e-learning.

• Colaborador de diferentes empresas consultoras y escuelas de negocios.

• Analista de casos de innovación empresarial.

• Autor del libro “La intuición en la empresa” (Gestión 2000).

• Jurado en los Premios Know Square.