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Comunidades Virtuales de Aprendizaje

Desde el punto de vista del capital humano, el e-learning puede ser un aliado de gran potencialidad para complementar procesos formativos. Reflexiones sobre la virtualidad.

 

por Carlos Cerpa Miranda (Universidad de Salamanca)

 

El nivel de desarrollo alcanzado por Internet viene significando para el usuario  nuevas posibilidades de acceder  a un conjunto muy variado de aplicaciones y servicios interactivos. Con la irrupción de las redes sociales pareciera haber quedado definitivamente atrás la mediación que implicaba para el usuario un tipo de relación de tipo más vertical resultante del nivel de desarrollo alcanzado por la tecnología. La aparición de Internet inalámbrica es una muestra de estas nuevas posibilidades.

 

El potencial de Internet va mucho más allá de las posibilidades de informarse y coordinarse. Si bien conquistar el acceso a información de calidad seguirá siendo un estado deseado por alcanzar, a través de plataformas tecno-educativas y  recursos online del tipo Web 2.0,  crecen las opciones  para impulsar formación de capital humano en Red en prácticamente todos los dominios del saber humano.

 

Sin embargo, si bien Internet es hasta el presente el medio más efectivo para democratizar la información, desde el punto de vista del conocimiento, el desafío es cómo transformar la información ya existente en nuevo conocimiento. Sabemos que éste nace desde la reflexión y el análisis y que su construcción se ve favorecida en ambientes democráticos y horizontales más que en aquellos verticales. Pasar de la información al conocimiento requiere de otras competencias, ya no solo el acceso a la tecnología, sino también de capital humano formado y en condiciones de conducir dichos procesos.

 

Desde el punto de vista de la formación de capital humano, foco de estas líneas, sostenemos que el eLearning como expresión de la sociedad de la información y el conocimiento puede ser un aliado de gran potencialidad para complementar procesos formativos.

 

Desde nuestra mirada, el eLearning es mucho más que “colgar” en un determinado soporte virtual un cierto contenido de escasa interactividad entre sus  partes componentes. Esta modalidad –en el amplio sentido que permiten sus combinaciones, podrá  beneficiarse  de las herramientas de la Web 2.0, en la medida en que ensanche el espectro interactivo que hoy permite el desarrollo de la tecnología y supere su mal endémico que es el e-Reading.

 

Desde nuestra óptica, buscamos significar que, en la etapa actual, caracterizada por una proliferación de recursos tecnológicos y  sobreabundancia de información, el verdadero desafío es cómo generar valor en las  actividades de formación  sustentadas  en medios virtuales.

 

También, por su particular y fructífera mirada en relación con la formación, este es un reconocimiento y sentido homenaje a Iñigo Babot (QEPD), profesional de prestigio mundial y pionero en muchas de las ideas que acá volcamos sobre la modalidad virtual, en especial las referidas a las Comunidades de Aprendizaje en el contexto empresas, espacio en el que se originan estas reflexiones.

 

Marco teórico

 

La modalidad eLearning  se  beneficia de la Web 2.0 en cuanto a que ésta permite generar entornos propicios al aprendizaje colaborativo, aumentando considerablemente los  niveles de interactividad entre los distintos actores participantes del proceso, aportando herramientas colaborativas, y permitiendo el uso de recursos compartidos a gran escala.

 

Este que es un dato objetivo, demostrable en una ingente cantidad de herramientas colaborativas, no quiere dejar de advertir que la sola existencia de estas herramientas no garantiza su productividad: suele ocurrir muy a menudo que a nombre de una verbalización 2.0 más orientada al marketing que a la formación, se prosigue haciendo más de lo mismo. Es decir, mucha parafernalia y poco aprendizaje. Más que eso, los participantes ni siquiera llegan a saber cómo usar las herramientas.

 

El potencial de la Web 2.0 en el eLearning es que contribuye a la construcción social del conocimiento en la medida en que dicha construcción sea parte de una declaración explícita y existan objetivos, contenidos y  actividades  tras su consecución. Nosotros agregamos que tan decisivo como lo anterior, es  la participación de tutores o movilizadores virtuales capacitados para incidir en los procesos formativos.

 

Para alcanzar un nivel de aprendizaje, en el que se haga un uso efectivo de la tecnología y no lo que suele ocurrir con demasiada frecuencia en donde el dominio del proceso queda centrado en ésta, ya sea porque no funciona adecuadamente o porque es lo único que funciona, postulamos la necesidad de acercar al participante al “mundo real”, resolver problemas prácticos, generar ambientes de aprendizaje exploratorio, estimular el autoaprendizaje, el desarrollo de casos de estudio, y hacer uso del conocimiento que pueda surgir entre la interacción de expertos en contenido/tutores/ participantes como aquél que surja de la interacción a nivel de los propios participantes de una experiencia de formación. Enfatizamos que, a nivel de empresas, la clave consiste en ayudar  al trabajador-participante a resolver problemas prácticos, concretos, que tengan que ver con su día a día, en el sentido que pregonó el Dr. Babot hasta el cansancio.

 

Comunidades Virtuales de aprendizaje (CVA)

 

Se constituye en la virtualidad una comunidad para el aprendizaje, cuando se conjugan adecuadamente los siguientes elementos:

 

1.-Participantes

La proliferación de Internet y la fama que ha ganado últimamente la Web 2.0, lleva a una cantidad no menor de expertos a dar por hecho que los participantes “se peinan” con la tecnología y la formación online. Es nuestra convicción que los responsables y expertos debemos garantizarles a todos los participantes, independientemente de su nivel de expertise, las condiciones  para un uso productivo de estos espacios. Ello significa aportarles manuales de uso, guías, y tutoriales que sirvan de apoyo al uso de la tecnología. Para un proceso de aprendizaje de calidad, consideramos  indispensable atender las especificidades de nuestras audiencias.

Ya bastante se ha escrito sobre los nativos digitales en contraposición a los así llamados inmigrantes digitales. Acá nos orientamos más bien a la integración, entre otras cosas porque la práctica nos viene probando, día tras día, que a la hora de gatillar procesos formativos de alguna complejidad, incluso los más avezados nativos digitales requieren apoyos de distinta naturaleza. Ante la existencia de distintos tipos de necesidades, sirve orientarnos por instalar   una base común a todos los participantes, en el sentido del Diseño Universal. El que ya sabe, queda invitado a enseñar y compartir sus saberes.

Por otra parte, desde el punto de vista del aprendizaje, mucho contribuirá al proceso, sincerar las expectativas en una relación formativa por medios virtuales. Aporta al participante y al proceso completo en la virtualidad, cuando los objetivos o competencias por lograr, están claramente planteados desde el inicio de una tal experiencia. De ese  modo, conseguiremos que el participante sepa qué se espera de él, en qué plazo de tiempo deberá lograr el propósito formativo y cuáles son las fases que deberá superar para alcanzar dichos objetivos o competencias por formar.

Hemos podido comprobar, a lo largo de diez años de experiencia práctica en la gran empresa, que  estos elementos clarificadores contribuyen a potenciar la confianza del participante en la modalidad virtual y en quienes participamos de ella.

 

2.-Contenidos

Si bien en la formación online, la selección, diseño y organización de contenidos instruccionales, es una función que corresponde a profesionales pedagogos, una Comunidad de Aprendizaje puede servirse del modo eLearning de empaquetar contenidos o bien apoyarse en otros formatos (Word, PPT, Acrobat, Vídeos). Lo importante es correlacionar adecuadamente contenidos con objetivos de aprendizaje y actividades que sean concordantes con dichos propósitos. También, una buena práctica es invitar a los participantes a compartir en el espacio virtual sus contenidos y reflexiones.

 

3.- Tecnología

En la modalidad virtual,  la tecnología  adquiere una significatividad especial dado que con ella estaremos apuntando a que el aprendizaje transcurra de un modo natural, transparente y amigable al usuario.

En ese sentido, la tecnología más apropiada a un proceso  formativo  será aquella que nos permita facilitar la interacción sincrónica y asincrónica  entre todos los actores del proceso: participante-contenidos; participante-tutor- movilizador-; participante–participante; participante-recursos de la red. Se trata de facilitar el  encuentro virtual, la cooperación y solidaridad en el aprendizaje social o comunitario que ancle la construcción del conocimiento.

Sin embargo, así como hemos dicho que la tecnología es significativa desde el punto de vista del aprendizaje y el usuario, también lo es desde el punto de vista de su gestión. Para ello, habremos de tener en cuenta los Objetos de Aprendizaje.

Con respecto a la tendencia creciente  a utilizar recursos de la red y no solo los LMS convencionales, hace plantearse la necesidad de contar con soportes informáticos conectados de forma eficiente y segura. No se trata solo de mantenerlos libres de agentes como los virus y paliar los daños que estos producen, sino hacer que los sistemas sean estables, favorezcan la privacidad, autenticación de usuarios y cautelen un eficiente flujo de información, todo ello en función de constituir un verdadero soporte a los procesos que se dan en la virtualidad y así buscar brindarle calidad y seriedad a una actividad de formación en creciente aumento en nuestro medio.

 

4.-Evaluación como retroalimentación

La evaluación la asumimos como una de las piedras angulares del proceso formativo por medios virtuales. Sin evaluación sencillamente no podemos hablar de calidad. Es más, dejar pasar esta variable, subestimarla, es un modo muy concreto de contribuir a desprestigiar la modalidad virtual. Hacemos la distinción de la evaluación del proceso formativo, alrededor de contenidos específicos y también consideramos una tendencia post-proceso formativo y que guarda relación con la transferencia al puesto.

Adicional y complementariamente con lo anterior, diremos, también, que un modo de otorgarle mayor consistencia a la modalidad virtual, es cuando los participantes son debidamente retroalimentados acerca de sus logros formativos. Ayuda mucho en ese sentido, cuando al inicio de las actividades formativas se miden las brechas, en especial cuando de formación de competencias se trata. De este modo, podremos disponer de datos duros desde el inicio del proceso, retroalimentar al participante  y reforzarle aquellas áreas más deficitarias.

Con respecto al ámbito empresarial, acá adoptamos la evaluación por transferencia que establece Kirkpatrick. Esta variable resulta idónea para poder detectar si las competencias formadas en el proceso formativo se aplican y en qué medida, en el puesto de trabajo. Con esta opción, queremos, además, establecer la creciente tendencia por medir ya no solo el comportamiento específico de los participantes en un proceso de formación particular, sino de qué modo estos participantes transfieren al puesto los conocimientos y competencias adquiridos.

 

5.-Tutores / Movilizadores

La tecnología es un medio facilitador que no garantiza aprendizaje por  sí misma. Es más, el factor preponderante es el humano, en la medida en que cuente con capacidades para optimizar el uso que ella nos brinda en su fase actual. Si en los inicios de la modalidad virtual, era difícil separar el rol del Tutor o Movilizador de los roles típicos de las Mesas de Ayuda, (nivel de accesos), la generación de conocimiento supone avanzar en términos de competencias, de quienes asumen esta vital función.

Distinguimos tres competencias clave que debe poseer un Tutor virtual ya sea que el rol sea servido por un proveedor o mediante recursos propios.
a. técnicos-tecnológicos, referidos a la herramienta y su uso.
b. competencias psicopedagógicas, referidas a su capacidad para conducir y orientar  procesos de aprendizaje.
c. competencias comunicacionales, referidas a su capacidad para generar un entorno de trabajo productivo individual y grupal  entre los participantes.

El desafío es elevar la función del Tutor o Movilizador virtual a un nivel de consultoría y mentoring, en donde destaque su habilidad  para gatillar procesos de aprendizaje e interacción humana. El rol del Tutor como facilitador del proceso es la clave para construir conocimiento colaborativo en Red, del mismo modo como resulta vital el compromiso de participación e involucramiento de los participantes con el proceso.

 

En resumen, estimamos que la construcción de una Comunidad, para que sea efectivamente de aprendizaje, debe incorporar los componentes antes  mencionados. Es más fácil decirlo que hacerlo, lo importante es tenerlos en  mente como partes clave del proceso formativo en Red.
 
 

*Carlos Cerpa Miranda, es Experto y Máster en eLearning por la Universidad de Salamanca - España, con estudios en administración de empresas, tecnologías de información, idiomas, gerencia pública así como especialización en desarrollo de capital humano basado en competencias.