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Cómo preparar desde la formación para los trabajos que no existen |
Especialistas de México, Estados Unidos, Colombia, Argentina, España, Bolivia y Chile, reflexionan sobre cómo deberíamos prepararnos desde el punto de vista formativo, para los trabajos que aún no existen, pero que tendrán protagonismo en el mercado laboral de la próxima década. Reformulación del sistema educativo, aprender a aprender y a desaprender, transformación y competencias digitales, y los factores que revolucionarán los métodos de enseñanza; entre las temáticas abordadas. ¿Cómo deberían adaptarse las empresas y universidades a este nuevo contexto?
El reporte ‘Harnessing automation for a future that works’ del McKinsey Global Institute, advierte que la robótica, la inteligencia artificial y el machine learning cambiarán las actividades laborales. Mientras que el informe ‘Harnessing Revolution - Creating the future workforce’, de Accenture, señala que el concepto de trabajo se está redefiniendo en el marco de un panorama tecnológico rápidamente cambiante, destacando que las organizaciones deben poner a su gente en primer lugar, creando la fuerza laboral futura de inmediato.
Para los autores del estudio publicado por Accenture, la Cuarta Revolución Industrial creará ganadores y perdedores, tanto en el ámbito organizacional como personal, causando estragos en algunas economías locales y nacionales, e incluso contribuyendo a incrementar al malestar social.
Quienes desempeñan actividades que estén en riesgo de convertirse en obsoletas o ser absorbidas por la automatización, deberán reciclarse profesionalmente, para gestionar su empleabilidad. En algunos casos, las empresas liderarán esta reconversión en relación a sus empleados, y en otros deberán ser los mismos trabajadores quienes se preocupen por adaptarse a la nueva dinámica laboral. En ambos casos, la formación continua será vital.
En este sentido, el informe de Accenture sostiene que tomando las acciones adecuadas, se podrá construir una fuerza laboral muy comprometida con lo digital, y remodelar las organizaciones, para permitir que los trabajadores florezcan en un futuro aumentado por las nuevas tecnologías, en una manera que impulse el valor real del negocio: la productividad del trabajo, la adquisición y retención de talento, la innovación y la creatividad.
La pregunta que surge es cómo deberíamos prepararnos desde el punto de vista formativo, para los trabajos que aún no existen, pero que tendrán peso específico en el mercado laboral de la próxima década.
Walter Brizuela, fundador y director de la International Businesslogy School (IBLS) – Escuela de Negociología sostiene que las instituciones educativas deben preparar a los niños para un futuro en el que cada persona deberá gestionar su propia empleabilidad y reciclarse permanentemente.
“La automatización es una realidad en crecimiento, que absorberá muchos empleos actuales y generará nuevos trabajos que aún no existen ni imaginamos, para los cuales deberemos adaptarnos sobre la marcha. Pero si la escuela, primero, y las instituciones de educación superior, luego, no ofrecen las herramientas para permanecer vigentes en este contexto de cambios profundos y determinantes, difícilmente nuestros hijos puedan progresar en un contexto incierto, con las consecuencias que esto implica en el resto de la sociedad. El riesgo es enorme”, alertó.
“El mundo laboral será cada vez más dinámico y la posibilidad de desarrollar una misma actividad, negocio o profesión durante toda la vida, es lejana. Deberemos reciclarnos laboralmente en forma permanente, para gestionar nuestra propia empleabilidad a través de la actualización y adaptación a un entorno que se irá modificando. La consigna es adaptarse o perder condiciones de elegibilidad para acceder a oportunidades de trabajo”, precisó.
Por su parte, Rosario Freixas, Asesora de la Secretaría General de la Universidad Nacional Autónoma de México, manifiesta que la función de la escuela como preservadora de los sistemas económicos, sociales y políticos, se ve comprometida ante los cambios dramáticos que se viven en estos días y los que se suscitarán en los años venideros.
“Ante tales transformaciones, lo que debiéramos esperar de los entornos formativos, es un giro que le permita adaptarse al cambio, y más que eso, ser un motor generador de éste. Particularmente la educación técnica y la superior, cuya misión es la formación de cuadros para la atención de un mercado laboral no estable, dinámico y complejo, tendrán que prepararse para la incertidumbre y para afrontar esquemas más flexibles, más ágiles y más acordes a un mundo que la está dejando fuera del escenario. El aprendizaje para toda la vida es ya una realidad que pone en entredicho la utilidad de la educación formal como la conocemos”, aseguró.
“Prepararse para la incertidumbre implica una enorme flexibilidad para adoptar el cambio de manera permanente, como una característica del sistema. Sin duda, no es esta una de las cualidades que más representan a las universidades, por lo que la transformación debe ser fuerte y permanente”, instó Freixas.
Boris Montesino Espitia, Coordinador de Educación Virtual en Institución Universitaria Salazar y Herrera (IUSH), analizó que el éxito del proceso formativo debe estar orientado a actualizar y formar a los docentes en temas que van a ser tendencia en la próxima década, puesto que ellos van a ser los encargados en desarrollar las habilidades y competencias necesarias para los perfiles profesionales emergentes. “Esto conectado con políticas institucionales que promuevan el aprovechamiento de la cantidad de datos disponibles en la red, anticipando en meses o años los cambios que se vienen para el mercado laboral”, precisó.
“Así mismo, es necesaria una transformación curricular que permita conectar la escuela con el mundo, a través de una vinculación temporal de expertos internacionales y una articulación con laboratorios de I+D de universidades vanguardistas, para realizar transferencia de productos, procesos y prácticas”, agregó.
“Por último, institucionalizar un exploratorio de innovación en el centro del proceso académico, apoyado en la implementación de aulas expandidas que aprovechen todo el potencial de las tecnologías emergentes, para facilitar la comunicación e interacción de todos los actores del proceso formativo”, completó.
Carlos Bravo Reyes, profesor Titular de Tecnología Educativa de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, manifestó que desde al menos las últimas tres décadas asistimos a un crecimiento de nuevos empleos, la mayoría asociados a las nuevas tecnologías. “Un rápido recorrido permite visualizar empleos desde creadores de páginas y sitios web, diseñadores para estos ambientes, hasta los que crean hoy las aplicaciones para dispositivos móviles”, dijo.
“Pero, desde mi punto de vista, hay una constante que rodea a estos empleos y es que no necesariamente las habilidades o competencias necesarias se aprendieron en la escuela o la universidad. Muchos de ellos la aprendieron en la práctica, en el ensayo y error. Por esto es casi imposible determinar cuáles serán los próximos trabajos, pero sí creo que en la medida que mejoramos nuestras habilidades en el proceso de selección, diseño y creación de nuevos medios o recursos, estaremos más preparados para los nuevos empleos”, evaluó.
“La única manera de prepararnos es la formación permanente, pensar con una mentalidad abierta acostumbrada al cambio y la readaptación”, aconsejó Bravo Reyes.
Daniel Wilner, Director General de élogos SurLatam, aseguró que en un contexto de creciente automatización, cómo se gestione el desarrollo del talento, determinará el futuro de muchas empresas. “Por ello es fundamental que la adecuación del talento corporativo se plantee cuanto antes”, advirtió.
“La clave está en adaptarnos a las circunstancias dinámicas que hoy plantea el mercado, teniendo en cuenta el crecimiento que está experimentando la inteligencia artificial y los cambios que produce en la economía mundial y en las empresas en particular, y el surgimiento y consolidación de nuevos modelos de servicio; adecuando estrategias de comercialización que generen las condiciones necesarias para obtener objetivos de desarrollo y sustentabilidad. En esta adaptación, será crucial optimizar la inversión en capacitación y enfocar el desarrollo del talento a los nuevos desafíos”, recomendó el Director General de élogos SurLatam.
El experto en comportamiento humano y ventas, Jürgen Klarić, considera que la forma de prepararnos para los trabajos que no existen aún y que van a existir en un futuro próximo, es generar habilidades blandas, competencias que se adquieren durante la vida y altos niveles de adaptabilidad, lo cual implica adquirir la capacidad no solo de aprender sino de desaprender inmediatamente. “Precisamente en la capacidad que tengamos de desaprender va a estar el éxito de los seres humanos en la próxima década”, precisó.
En este contexto, Klarić sostiene que la neuro innovación puede ayudar, ya que los contextos y las estructuras mentales del ser humano a raíz del crecimiento de la inteligencia artificial van a estar modificándose constantemente. “Si no tenemos herramientas de reinvención, no solo de estilos de vida, sino de productos y servicios, va a ser prácticamente imposible adaptarnos a los cambios drásticos que vamos a vivir cada siete años en la vida moderna”, advirtió. Transformación y competencias digitales
El informe ‘Harnessing Revolution - Creating the future workforce’, elaborado por Accenture y mencionado al comienzo de este artículo, destaca que se deben usar tecnologías digitales para aprender lo digital. En ocasiones, los procesos de formación para adquirir habilidades y competencias digitales, estarán planteados por las empresas, pero en la mayoría de los casos deberán ser las propias personas las que gestionen su capacitación. En ambos casos son muy relevantes la autoformación y el autodesarrollo.
Luis Fernando Rodríguez Martín, CEO en Watch and Act International Consulting, explicó que la autoformación y el autodesarrollo son dos claras tendencias y realidades en el ámbito de la formación del profesional. “El significado de ambas ‘auto’, se enmarca en el contexto de la digitalización. Las posibilidades de acceder a contenidos que te explican con detalle casi cualquier cosa sobre la que desees aprender son actualmente inmensas y diversas, y por tanto, la persona, desea usar esa libertad de acceso a contenidos, en cualquier día y hora y desde cualquier lugar, como baza distintiva de la sociedad que le ha tocado vivir”.
Pero Rodríguez Martín advierte que hay riesgos que se deben paliar, entre ellos: 1. Falta de tiempo. La digitalización acelera la realización de procesos y reduce los errores. Por tanto, somos más productivos y eficientes. Ese aumento de productividad se traduce en que hacemos más tareas en menos tiempo, pero es una suma cero, hago más en el mismo tiempo, es decir, no es que salga antes de trabajar…, sino que en el mismo tiempo somos capaces de hacer más cosas. De esta forma, la autoformación y el autodesarrollo se topan con el cuándo y el qué. 2. Falta de cualificación para seleccionar el mejor contenido. La autoformación y el autodesarrollo sobre materias que no conozco, me lleva a pensar que carecemos de las mínimas capacidades críticas para discernir acerca de qué contenido es mejor que otro. Y por tanto, otra ventana de oportunidad es la capacidad de aconsejar sobre la calidad pedagógica y de contenidos sobre un tema determinado, al profesional.
Resumiendo su análisis Rodríguez Martín señala: • Debemos prepararnos con miedo y con curiosidad. Con miedo porque debemos enfrentarnos a áreas de conocimiento donde somos neófitos, y con curiosidad porque el continuo deseo de aprender cosas nuevas es uno de los dones y características del ser humano. • Debemos prepararnos gestionando espacios temporales en las empresas o en la vida privada que se dirijan a aprender. Al igual que en las Universidades hay Bibliotecas, en las empresa podría haber “Learning Spaces” donde con tutores, se guiara al profesional sobre temas de futuro y se les orientara desarrollando itinerarios de aprendizaje guiados adecuadamente.
Por su parte, Felip Bonilla, director de LIDlearning, la división de formación de LID Editorial Empresarial, manifestó que las competencias digitales se han convertido en imprescindibles para cualquier persona que quiera desarrollar su carrera profesional en la Era Digital. “La formación en transformación digital es fundamental, poniendo un foco importante en las tecnologías emergentes, que entre los años 2000 y 2020 han comenzado a impactar en las empresas”, señaló.
“En LIDlearning consideramos que la tecnología está transformando a las personas, la sociedad y la manera en la que trabajamos y hacemos negocios. Nuestro objetivo es ayudar a todas aquellas personas que quieran dar el paso hacia la Economía Digital y para ello lanzamos masters y cursos especializados en transformación digital, dirigidos a profesionales que deseen liderar el cambio de los negocios”, expresó.
“En la actualidad, todos aquellos que apuesten por la formación en nuevos modelos de negocio, inteligencia artificial, internet de las cosas, big data, cloud computing, impresión 3D o smart cities verán reforzadas las posibilidades de poder trabajar en una de las profesiones del futuro”, dijo el especialista en Desarrollo de Contenidos y Proyectos Digitales.
Dejar atrás el pasado y focalizarse en lo que vendrá
La directora de IncluyendoT y asesora pedagógica de La Tecnológica Fitec, Ednna Acosta, recordó que desde comienzos de este siglo venimos escuchando la importancia de desarrollar una serie de competencias fundamentales para enfrentar los retos de la sociedad del siglo XXI. “’Aprender a aprender’ encabeza la lista, a todos los que estamos en el medio educativo nos encanta, pero no la hemos asumido realmente; seguimos en el paradigma educativo de la sociedad industrial, a pesar de haber realizado muchos cambios y reformas en los sistemas educativos, muchos de ellos de forma, no hemos llegado a la esencia de lo que significa aprender a aprender y las implicaciones que tiene para el futuro desarrollar esta competencia”, puntualizó la especialista colombiana.
“El mundo actual y el futuro mucho más, se mueve en una realidad incierta, lo que conocemos hoy, mañana no tienes la seguridad de que seguirá siendo así, ningún aspecto de la vida se escapa de esta realidad. Es claro que necesitamos prepararnos y formarnos para aprender a manejar la incertidumbre y esto tiene un efecto directo en lo qué enseñamos y en la manera cómo lo enseñamos”, opinó.
“Hoy más que nunca, son de vital importancia las enseñanzas de tipo afectivo, y hay varias razones para poner aquí el acento. El desarrollo afectivo del ser humano se fundamenta en la seguridad que nos ofrecen los vínculos, al ser una especie tan indefensa, los humanos dependemos desde que nacemos de otros seres humanos, de recibir sus cuidados y afectos, de la disposición a interactuar y humanizarnos con sus caricias, miradas, palabras y a medida que crecemos de sus orientaciones, valoraciones y regulaciones, fundamentales para vivir en sociedad, ser funcionales y adaptarnos rápidamente a las circunstancias. Los cambios que estamos experimentando están transformando drásticamente las dinámicas, y enseñanzas que en otros tiempos se aprendían en comunidad, y teníamos “maestros naturales” madres, padres, hermanos, compañeros, personas que eran respetadas como autoridad... Hoy, no contamos con personas preparadas para enseñarnos a vivir, a establecer vínculos sanos, afrontar dificultades, en los momentos oportunos del desarrollo humano. Estamos en un momento crítico donde aumentan las cifras de personas con problemas de salud mental, que no saben lo que quieren en la vida, con carencias afectivas, que sufren y son infelices. He aquí una de las profesiones que tendrá mucho eco en el futuro: Maestro de la vida. No habrá máquina capaz de superar la complejidad de la interacción y relaciones humanas”, analizó la directora de IncluyendoT.
“La sociedad occidental ha gestado su desarrollo sobre los conocimientos en matemáticas, ciencia y tecnología, que seguirán siendo un pilar del desarrollo de la sociedad. Las futuras generaciones tendrán que incorporar a sus competencias básicas aprendizajes relacionados con los entornos virtuales, la programación, robótica, inteligencia artificial para poder SER y ACTUAR en un mundo dominado por esta realidad. Surgirán innumerables profesiones relacionadas tanto con la creación y manejo de los desarrollos tecnológicos, como con el diseño de experiencias y sensaciones, que nos permitirán tener la realidad virtual. De igual forma, estos aprendizajes requerirán que tengamos un sentido ético que conlleve a un conocimiento que favorezca la existencia de la vida en nuestro planeta y a cualquier otro lugar donde podamos llegar. Muchas profesiones que aún no existen surgirán para recuperar al planeta de los daños que le estamos causando y por la necesidades que se generarán de haber transformado el medio ambiente, así como diseñar ambientes que sean favorables para la existencia de la vida”, describió la experta.
“Sin duda, esta nueva realidad tiene que cambiar la manera cómo enseñamos. Ya hoy estamos viendo cambios en los medios que se están usando para aprender. Las plataformas de aprendizaje junto con el machine learning revolucionarán los métodos de enseñanza, el profesor transformara su hacer y se crearán nuevas profesiones relacionadas con la creación de experiencias de aprendizaje”, finalizó Ednna Acosta.
Acceder al artículo: ¿Cuáles son los trabajos que se verán más afectados por el avance de la inteligencia artificial?
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